¿Qué es Proeucaristía?
El llamado a la adoración y renovación espiritual
La Eucaristía no es solo un signo, no es una tradición, no es un ritual vacío. Es Cristo mismo, vivo, presente, entregado por amor a cada alma que lo busca.
En cada hostia consagrada, Jesús nos espera con paciencia infinita, con un corazón ardiente de amor, anhelando que volvamos los ojos a Él. Sin embargo, en nuestro mundo, los tabernáculos están vacíos, los altares abandonados y la fe se ha debilitado.
Ante esta realidad, nace la Exposición Eucarística Itinerante "San Pedro Julián Eymard", un llamado urgente para reavivar el amor a Cristo Sacramentado, restaurar la adoración y ofrecer una respuesta firme ante la indiferencia que invade los corazones.
"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar." — Mateo 11:28

Un llamado para nuestra generación
Nos encontramos en un tiempo de apostasía, de abandono, de crisis espiritual. Muchos han cambiado la verdad por la mentira, la luz por la oscuridad, la gracia por el pecado.
Pero la Eucaristía sigue ahí, aguardando. Cristo sigue en su trono en el Santísimo Sacramento, esperando a quienes desean redescubrirlo, a quienes aún buscan la verdad, a quienes anhelan la paz.
"No pueden quitarme a mi Dios, porque Él está conmigo en la Eucaristía." — Santa Faustina Kowalska
La misión de Proeucaristía es llevar este fuego de adoración a cada rincón, a cada parroquia, a cada alma que aún tiene esperanza.
Lo que encontrarás en Proeucaristía
Eventos de adoración y evangelización para fortalecer la fe.
Testimonios de transformación espiritual por el poder de la Eucaristía.
Formación sobre el misterio eucarístico, con catequesis y enseñanzas.
Voluntariado para servir a Cristo y a su Iglesia.
Recursos educativos y espirituales para profundizar en la adoración.
"Los santos han comprendido que la Eucaristía es el corazón de nuestra fe." — San Pedro Julián Eymard
Cada exposición, cada oración, cada sacrificio es una reparación por el abandono que Cristo sufre en el Santísimo Sacramento. Él nos espera. Él nos llama. Él nos ama.
¿Respondes al llamado?